¡Oh. Cómo es bueno y alegre que los hermanos vivan en comunidad!
La escucharon de primeros pero no se quedaron solos.
Com. al sal 132,1-2
Dentro de nuestra vida religiosa, un aspecto importante es la vida comunitaria, pues es el núcleo de la misma. Aquí es donde se evidencia nuestra conexión con Cristo, pues la vida de oración se hace palpable al tener un contacto profundo con Dios y así logramos tener una vida comunitaria más amena. Es por eso que en nuestra vida como novicios hemos estado viviendo este carisma tan especial que nos caracteriza de muchas maneras.
Es así como los recreos comunes, la celebración de los cumpleaños de los hermanos y de los padres de la comunidad, las salidas comunitarias etc. son muestra clave de nuestra vivencia, incluso el trabajo en la huerta se ha incluido en este aspecto, pues los hermanos que más saben de este tema nos han enseñado a los demás, posiblemente nunca se había tenido contacto con el arte de sembrar y este año se ha podido aprender.
Dentro de los recreos comunes se puede observar cómo los hermanos se esmeran para que estos nos ayuden a vivir nuestra vida de una mejor manera; también ha sido importante para poder compartir con los padres de la comunidad que sin ninguna condición comparten con nosotros de los momentos comunes, de la celebración de los cumpleaños, y demás momentos que se tienen dentro de este año.
En las salidas comunes hemos podido compartir también con otras personas nuestro carisma, es así que con el grupo de acólitos hemos tenido momentos donde les compartimos nuestro vivir, pues ellos también hacen parte de nuestro apostolado.
Por: Fr. Nicolás Ribón, O.S.A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario