La
Semana Santa, es un tiempo para el “re-encuentro” con Dios, mediante la
vivencia de los sacramentos y de las prácticas cuaresmales; por consiguiente,
es un tiempo de gracia, un tiempo para volver a Dios, despojándonos de todo
aherrojamiento de pecado y revistiéndonos del amor de Dios, quien, para nuestra
salvación, por obra del Espíritu Santo, envió a su único Hijo, que sufrió la
pasión, que murió y resucitó, por obediencia al
Padre y, amor a nosotros sus hermanos; de esta manera, quedaron abiertas
las puertas del cielo, para todo aquel que acepte a Cristo como Camino, como
Verdad y como Vida; y, así, pueda gozar
eternamente de la presencia de Dios.
Por
otro lado, a lo largo de esta Semana Santa, se pretendía extender a otros, el mensaje de salvación de
Dios, la alegría del resucitado,
mediante algunas actividades planteadas por la Parroquia, como lo fue:
La pascua infantil, en donde, durante tres días (Lunes, Martes y Miércoles), se intentó ahondar un poco más, sobre las
cosas más relevantes de la Semana Santa,
es decir, el Lunes fue destinado para
explicar y/o compartir con los niños, acerca del Domingo de Ramos; el Martes,
se buscó dar a entender a ellos (los niños),
la importancia del Jueves Santo; y por último, el Miércoles, se les
habló sobre la pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Obviamente en
cada uno de estos días, se hicieron ejemplos en los que ellos mimos eran
partícipes, se utilizaron videos, se hicieron dinámicas, etc., todo ello con el
fin de que los niños viviesen la Semana Santa, y experimentasen el amor de
Dios.
Otro
aspecto significativo fue el lavatorio de los pies y el monumento. El primero,
simbolizaba la humildad de Dios. Pues él
siendo Dios, no vino para que le sirviesen, sino para servir, y enseñarnos de esta
manera a lavar los pies del prójimo, que
tantas veces andan extraviados del Verdadero Camino, a causa de la suciedad del
pecado. El segundo, es decir, el monumento, tuvo como base el tema: el año
dedicado a la vida consagrada. La frase fue: “el Reino de Dios es como una
perla fina, quien la ha encontrado deja todo por ella” Mt. 13, 45-46.
También
fue de gran importancia, el viacrucis y las diversas procesiones, pues,
junto con los fieles de la parroquia y las diferentes romerías al
Santuario de Ntra. Sra. de la salud; se llevó (en el viacrucis) una cruz muy
grande a un monte alto; ésta, representaba el peso de nuestros pecados, que el
Señor, como cordero sin mancha ni defecto, por amor a nosotros, cargó rumbo al
Calvario, para darnos la salvación y transformar el madero de la cruz en árbol
de vida nueva.
Otro
momento importante y, como culmen de la Semana Santa, fue la vigilia pascual,
presidida por el Padre fray Juan Betancourt, O.S.A. En ella se nos recalcaba que debíamos estar alegres y
regocijados por la resurrección de
Nuestro Señor Jesucristo; también fue la oportunidad de vivir una Semana Santa
entre la fusión de vivir y transmitir, todo el misterio que en ella meditamos;
doy gracias a Dios por tan grande
experiencia, doy gracias a nuestra comunidad por permitirnos estos momentos tan
especiales en nuestra formación y
gracias a ustedes por dedicar su tiempo, para compartir nuestra
experiencia de noviciado con la lectura de este artículo.
Fray
Carlos Saúl Jaimes Guerrero, O.S.A.
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